Por SIC el 18 de noviembre de 2013
Bajo el lema “No os dejéis robar
la esperanza” se han celebrado, en Ávila, los días 16 y 17 de
noviembre, las decimonovenas Jornadas Generales de Pastoral
Obrera, que organiza el Departamento de
Pastoral Obrera de la CEAS, presidido
por Mons. Antonio Algora Hernando, Obispo prior de Ciudad Real, con asistencia de delegaciones y
secretariados diocesanos de pastoral obrera de 40 diócesis, y participación de
los Movimientos Apostólicos Obreros. Hemos contado con la presencia y las
palabras de ánimo de Mons. Jesús García Burillo,
Obispo de Ávila.
Constatamos que el
desempleo, las condiciones indignas de trabajo, y la falta de esperanza
asociada a esta larga crisis, generan precariedad y vulnerabilidad no solo
laboral, sino precariedad vital. Nuestra sociedad es una sociedad fracturada,
que genera exclusión, que deshumaniza, porque ha puesto al dinero en el centro
de la vida económica, social y política. Nuestra sociedad ha olvidado que la
persona es siempre lo primero, y que sólo el servicio al bien común de
toda la persona y de todas las personas legitima la acción política y
el dinamismo económico.[1] Y constatamos que esta situación es fruto de
la acción interesada de poderes financieros, económicos y políticos, cuya
acción inhumana hemos de seguir denunciando, por ser contraria al Evangelio.
Constatamos que la precariedad
afecta no solo a las personas individualmente consideradas, sino a las familias
enteras, a los niños y jóvenes, a los mayores, y a la misma estructura de la
convivencia social. El deterioro humano que el desempleo creciente y la
precariedad constante van generando clama ante el Dios de la Vida. Donde no hay
trabajo, falta la dignidad. No podemos seguir recorriendo esos caminos. En
nombre de Dios pedimos, como clamaba recientemente el Papa Francisco: ¡trabajo,
trabajo, trabajo! [2]
Como miembros de la Iglesia somos
conscientes de la necesidad de seguir reivindicando un trabajo decente para todos
que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo
libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y
mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que
los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que
permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos
sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores
organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para
reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal,
familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los
trabajadores que llegan a la jubilación.[3] (CV 63) Nuestra sociedad debe buscar caminos
para hacer posible un trabajo humano digno para todas las personas.
Queremos reconocer, valorar, y agradecer cuantos esfuerzos de solidaridad y
humanización, y en pro de estructuras políticas y económicas más justas van
surgiendo en nuestro mundo, y a cuantas personas –creyentes o no- hacen de la
solidaridad con los últimos y de la lucha por la justicia, su camino de vida.
Por eso:
-Reafirmamos la dignidad inalienable de todas las personas. El trabajo
humano es digno porque son los hombres y las mujeres quienes lo realizan.
-Queremos abrir horizontes más allá de la precariedad. En Cristo
Resucitado, vencedor de la muerte, podemos avanzar en nuevas posibilidades de
vida para todos. Hemos de seguir alumbrando, nuevas formas de organización
social, económica y política, más justas y humanas.
-Hemos de sostener la utopía del Reino, y fomentar el discernimiento cristiano
que nos ayude a articular lo utópico, lo posible, y lo concreto.
-Queremos ayudar a que las personas descubran y activen sus fortalezas y se
abran a la esperanza; queremos suscitar la esperanza en los demás.
-Queremos potenciar espacios y experiencias de encuentro y acompañamiento
de quienes sufren. Solo desde la solidaridad demostrada seremos capaces de
suscitar esperanza.
A esta tarea invitamos de corazón a los militantes obreros cristianos,
a los miembros de los movimientos apostólicos obreros, de las congregaciones
religiosas, de las comunidades parroquiales, de nuestras diócesis, para seguir
haciendo “una pastoral obrera de toda la Iglesia”.
Ávila, 17 de noviembre de 2013
[1] Cfr.
CDSI 398. Cfr. Papa Francisco, Viaje pastoral a Cagliari, Encuentro con el
mundo del trabajo 22.09.2013; Discurso 03.10.2013 en el aniversario de Pacem in Terri;, y Discurso 25.05.2013 a la
FundaciónCentessimus Annus.
[2] Papa
Francisco. Viaje pastoral a Cagliari. Encuentro con el mundo del trabajo
22.09.2013
[3] Cáritas
in Veritate 63