Nuestra Iglesia " Diócesis de Pasencia"

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sábado, 30 de julio de 2011

Jornadas Mundial de la Juventud


Noticias Obreras nº 1525 (Julio-2011)

Según el informe de la Fundación Santamaría «Jóvenes españoles 2010» la Iglesia aparecemos en último lugar entre las instituciones en las que confían los jóvenes; y sólo el 3% considera que la Iglesia decimos cosas importantes. Aunque el 53% se confiesa católico, sólo el 10,3% es prácticante y el 1,6% pertenece a una asociación religiosa. El 53% afirma que se puede creer en Dios sin la Iglesia. En este contexto nos disponemos a celebrar la JMJ.

Un acto eclesial tan importante nos debe mover a la responsabilidad de calibrar muy bien el sentido, el contenido y la finalidad de lo que pretendemos. Bien fácil es caer en la tentación de las formas, el predominio de la imagen y la ilusión del número de asistentes para tener el éxito garantizado. Pero no es éxito lo que debemos buscar, sino conversión, de ellos y nuestra.

La Iglesia somos un pueblo nuevo que tiene a Cristo por Cabeza…, como condición, la dignidad y libertad de los hijos de Dios…, por ley, el nuevo precepto de amar como el mismo Cristo nos ha amado…, por fin, el Reino de Dios… Un pueblo nuevo que es constituido por Cristo en comunión de vida, de caridad y de verdad (L.G. 9). Aunque los jóvenes están lejos de la Iglesia, valores como dignidad, libertad, amor, verdad… expresados en estos rasgos que nos definen, entroncan con sus ideales y aspiraciones más profundas. Si por coherencia todo lo que hagamos tiene que estar presidido, animado y orientado por estos rasgos que nos dan identidad, además facilita el acercamiento.

Desde estos rasgos, no sería bueno dar la imagen de un acto en el que el Papa recibe un baño de multitud de jóvenes incondicionales y enfervorizados. Más coherente sería la imagen de un Papa que junto con los jóvenes reflexionan y dialogan sobre su situación en el mundo, su alejamiento de la religión y mucho más de la Iglesia, la pobreza y la exclusión de muchos de ellos, la propuesta de vida, salvación y liberación que es Jesucristo, la necesidad que tenemos la Iglesia de que nos ayuden a convertirnos…

Tomar la segunda opción nos exige tener un ojo puesto en los asistentes y otro en los alejados, –en los que no van a estar; en los que, indignados, han llenado las plazas de nuestras ciudades y en los que ni siquiera han tenido motivos para movilizarse y permanecen en una situación de apatía, pobreza, desarraigo…, en los pobres y excluidos por este sistema porque, no olvidemos, somos pueblo nuevo en la medida que somos pobres y de los pobres– y hacerlo con la sabia pedagogía apostólica que nos enseñara Malagón: qué es lo máximo a lo que puedo renunciar para acercarme al otro, y qué es lo mínimo que debo exigirle para que acepte a Jesucristo y a su Iglesia.

Si los indignados son la parte más visible de los jóvenes, algunas manifestaciones realizadas no propician el acercamiento. Algún medio de comunicación de nuestra Iglesia ha pedido insistentemente la actuación de la policía para desalojarlos, ¿Esta es la manifestación de que tenemos por ley el amor? Y se les ha dicho que su problema es que no tienen esperanza, que les falta Jesucristo… Es posible, pero sí los hacemos culpables. ¿Cómo ser un pueblo nuevo repartiendo culpas entre los demás? Si no tienen esperanza, ¿Será que se la han –hemos– quitado? Si les falta Jesucristo, ¿qué hemos hecho para evitarlo? ¿Qué dificultades les hemos creado? ¿Qué debemos hacer para que lo acojan y construyan su vida con Él y en Él?

Hemos estado en las plazas con ellos, hemos escuchado sus críticas a la Iglesia y a sus «jerarcas», a los que identifican con un poder, en el pleno sentido de la palabra, que los oprime lo mismo que el poder político o el económico. Podemos tomar sus palabras como un insulto, también podemos tomarlas como una llamada a la reflexión. Podemos descalificarlos; pero lo que se nos exige es una reacción misionera que siempre pasa por la escucha para la conversión. Nosotros les decimos que el ser humano, varón y mujer, es el camino primero y fundamental de la Iglesia. Y que Jesucristo es el camino del hombre. Pero ellos perciben que la aceptación de Jesucristo les exige la negación del hombre, porque nos interponemos la Iglesia que les quita toda libertad. La terrible paradoja que nos presentan es que para ellos Jesucristo y su Iglesia, como entidad social visible, son antagónicos.

Los jóvenes necesitan a Jesucristo y la Iglesia tenemos el deber de facilitar su respuesta libre y consciente a la llamada que Él les hace, pero el camino no puede ser otro que el mismo que Jesucristo utilizó: abajarse, hacerse uno de tantos, despojarse de su rango, hacerse esclavo hasta morir y muerte de cruz (Flp. 2, 6 y ss). Esta es la imagen que los jóvenes esperan. Si se la ofrecemos, será el camino para su conversión.

Pedimos a Dios por este gran acontecimiento desde la conciencia de que nosotros plantamos y regamos, pero sólo Él hace crecer y dar frutos.

viernes, 29 de julio de 2011

COMUNICADO DE LA HOAC CURSOS DE VERANO 2011




ORACIÓN Y COMUNIÓN POR LA JUSTICIA

EN EL MUNDO OBRERO EMPOBRECIDO

Durante los días 18 a 27 de julio se han celebrado en Ávila, en la Universidad de la Mística, unas jornadas de oración y reflexión de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). En ellas, más de trescientos militantes y simpatizantes, así como consiliarios de esta organización eclesial, hemos orado y profundizado, desde la fe cristiana, en la realidad de injusticia, agravada por la actual crisis económica y social, que padecen amplios sectores del mundo obrero y del trabajo y sobre el papel de la Iglesia y su misión evangelizadora ante esta situación. Nos han acompañado en la reflexión Luis M. Romero y Marciano Vidal en las Jornadas de Consiliarios; y Juan Torres, Guillermo Múgica y Juan Francisco Garrido en las Jornadas Abiertas. Sus aportaciones, junto a la experiencia de vida y testimonio de oración de los militantes en las realidades obreras, nos han servido para renovar nuestra fe y nuestro compromiso evangelizador. En estas jornadas hemos constatado que:

1. La crisis económica es una consecuencia del actual modelo de organización económica y social, un terreno abonado a la codicia y la especulación. Las medidas adoptadas internacionalmente no están afrontando la crisis sino que están aumentando aún más el empobrecimiento y la desigualdad y, por tanto, la consolidación de una sociedad indecente, profundamente injusta. Pero esta sociedad, además, configura a la persona que la habita. Una persona a la que se le ha fracturado la sociabilidad humana, la dimensión política de su existencia, la capacidad de hacerse cargo de la vida de los otros. Y lo más grave es que dicha situación se ha convertido para la mayoría de las personas en la manera normal y natural de ser y de vivir. Se ha convertido en cultura.

2. La fe de la Iglesia no nos deja indiferentes ante esta realidad. Nuestro ser Iglesia nos lleva al encuentro con Jesucristo en los crucificados de la historia. La misión evangelizadora de la Iglesia ha de ser expresión de la Caridad Política. No se puede anunciar a Jesucristo y su Evangelio sin lucha por la justicia.

3. Desde la HOAC, Iglesia en el mundo obrero, queremos unir nuestra vida a la de las víctimas del mundo obrero empobrecido. Sólo desde ellas podremos emprender la lucha por la justicia, interpretando los signos de los tiempos, donde encontramos semillas de comunión y de justicia. Hemos de convertir la comunidad eclesial en cuerpo de Cristo abierto a las víctimas. La lucha por la justicia nos reclama conocer la realidad y dejarnos interpelar por ella. El movimiento de indignación, reacción y acción que recorre nuestras calles y plazas y otros movimientos y luchas reclaman nuestro apoyo y aliento.

4. Nuestra acción evangelizadora, que nace del discernimiento en comunidad desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia al hilo del contexto histórico, quiere ayudarnos a vivir y a ofrecer al conjunto de la sociedad, desde el compromiso y el diálogo, caminos de mayor justicia. Caminos que por amor rompan las fronteras impuestas e injustas que se establecen.

Pedimos a Nuestro Señor, el Cristo Obrero, que guíe nuestras vidas y afiance nuestra encarnación en el mundo obrero como respuesta agradecida al amor de Dios.

Ávila, 27 de julio de 2011

Comisión Permanente de la HOAC

Oración y comunión por la justicia en el mundo obrero empobrecido

Durante los días 18 a 27 de julio se han celebrado en Ávila, en la Universidad de la Mística, unas jornadas de oración y reflexión de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). En ellas, más de trescientos militantes y simpatizantes, así como consiliarios de esta organización eclesial, hemos orado y profundizado, desde la fe cristiana, en la realidad de injusticia, agravada por la actual crisis económica y social, que padecen amplios sectores del mundo obrero y del trabajo y sobre el papel de la Iglesia y su misión evangelizadora ante esta situación. Nos han acompañado en la reflexión Luis M. Romero y Marciano Vidal en las Jornadas de Consiliarios; y Juan Torres, Guillermo Múgica y Juan Francisco Garrido en las Jornadas Abiertas. Sus aportaciones, junto a la experiencia de vida y testimonio de oración de los militantes en las realidades obreras, nos han servido para renovar nuestra fe y nuestro compromiso evangelizador. En estas jornadas hemos constatado que:

1. La crisis económica es una consecuencia del actual modelo de organización económica y social, un terreno abonado a la codicia y la especulación. Las medidas adoptadas internacionalmente no están afrontando la crisis sino que están aumentando aún más el empobrecimiento y la desigualdad y, por tanto, la consolidación de una sociedad indecente, profundamente injusta. Pero esta sociedad, además, configura a la persona que la habita. Una persona a la que se le ha fracturado la sociabilidad humana, la dimensión política de su existencia, la capacidad de hacerse cargo de la vida de los otros. Y lo más grave es que dicha situación se ha convertido para la mayoría de las personas en la manera normal y natural de ser y de vivir. Se ha convertido en cultura.

2. La fe de la Iglesia no nos deja indiferentes ante esta realidad. Nuestro ser Iglesia nos lleva al encuentro con Jesucristo en los crucificados de la historia. La misión evangelizadora de la Iglesia ha de ser expresión de la Caridad Política. No se puede anunciar a Jesucristo y su Evangelio sin lucha por la justicia.

3. Desde la HOAC, Iglesia en el mundo obrero, queremos unir nuestra vida a la de las víctimas del mundo obrero empobrecido. Sólo desde ellas podremos emprender la lucha por la justicia, interpretando los signos de los tiempos, donde encontramos semillas de comunión y de justicia. Hemos de convertir la comunidad eclesial en cuerpo de Cristo abierto a las víctimas. La lucha por la justicia nos reclama conocer la realidad y dejarnos interpelar por ella. El movimiento de indignación, reacción y acción que recorre nuestras calles y plazas y otros movimientos y luchas reclaman nuestro apoyo y aliento.

4. Nuestra acción evangelizadora, que nace del discernimiento en comunidad desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia al hilo del contexto histórico, quiere ayudarnos a vivir y a ofrecer al conjunto de la sociedad, desde el compromiso y el diálogo, caminos de mayor justicia. Caminos que, por amor, rompan las fronteras impuestas e injustas que se establecen.

Pedimos a Nuestro Señor, el Cristo Obrero, que guíe nuestras vidas y afiance nuestra encarnación en el mundo obrero como respuesta agradecida al amor de Dios.

Ávila , 28 de julio 2011

Comisión Permanente de la HOAC.


martes, 19 de julio de 2011

Pleno General de representantes ( Ávila 9 y 10 de Julio )


(Nuevos miembros de la Comisión Permanente)

Como estaba programado en el calendario de reuniones de la Comisión General, se celebro en Ávila los días 9 y 10 de julio el Pleno General de Representantes.

La celebración de este Pleno General de Representantes, ha sido un momento importante para la vida de la HOAC, ya que hemos revisado y aprobado los trabajos de los dos últimos años como acuerdo aprobado en la XII Asamblea General.

También, hemos revisado y aprobado el Plan de Trabajo para los dos próximos cursos 2011-2012 y 2012-2013.

Se ha elegido a los nuevos miembros de la Comisión Permanente en las responsabilidades de Consiliaria, Difusión, Encuadramiento y Organización.

Todo este trabajo, venia aprobado por las distintas Asambleas Diocesanas de las Diócesis.

La HOAC, para cumplir su misión, necesitan de militantes que animen y dinamicen toda su vida.

En el Pleno fueron ratificados Alvar Miralles como Consiliario, Mª José Rodriguez responsable de Organización, Mª Francisca Castilla responsable de Difusión y Manolo Copé para la responsabilidad de Encuadramiento.

Desde esta Diócesis les deseamos todo todo tipo de acierto en sus difíciles responsabilidades.