Nuestra Iglesia " Diócesis de Pasencia"

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viernes, 30 de marzo de 2012

CREE QUE REBAJA CLARAMENTE LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES Y PERJUDICA A LOS MÁS DÉBILES






El obispo de Ciudad Real, Antonio Ángel Algora, se ha posicionado claramente en contra de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en un artículo de opinión con el que se ha dirigido a sus fieles a través del semanario parroquial "Con Vosotros". Lo reproducimos de forma íntegra a continuación por su interés y actualidad: 

 A vueltas con la reforma laboral 

No me toca a mí juzgar de la conveniencia o no, en el aspecto técnico y jurídico, de una Ley en un momento determinado en el que la sociedad entera está amenazada por una crisis global sin precedentes en la historia humana. Los ciudadanos de la calle no tenemos elementos de juicio suficientes para dar una opinión técnica en temas cada vez más complejos. En estos momentos, nos hemos de fiar de las instituciones que deben entender de problemas de tan gran magnitud. Por esto, les debemos exigir a dichas instancias políticas, sindicales, empresariales, financieras y a los distintos colectivos de expertos que actúen con responsabilidad y, si siempre tenemos todos la obligación de construir el bien común, anteponiéndolo a intereses particulares, ahora más que nunca corresponde mayor obligación al que más puede. 

 Dicho esto, de lo que sí estamos en condiciones de juzgar es de la bondad o maldad de una Ley que rebaja claramente los derechos de los trabajadores respecto a situaciones anteriores, y lo peor es que llevamos muchos años ya de nuestra democracia donde siempre los perdedores en el concierto social, repito, siempre, son los mismos y siempre los más débiles.

 Nadie habla de provisionalidad en las medidas que se están tomando, luego lo que se quiere hacer es establecer un «mercado de trabajo» en el que los empleadores hagan y deshagan a su antojo, olvidando que el «empleado» posible es, ante todo y sobre todo, «persona» a la que otros han dado la vida, la han educado, tiene necesidades básicas: familiares y sociales, no es una mera fuerza de trabajo que se admite o despide unilateralmente y durante un largo periodo de tiempo, pues, en un año de provisionalidad en el empleo (esto es lo que dice la Ley), puede ocurrir de todo, desde una gripe a un suceso familiar al que hay que atender antes que a cualquier otra urgencia de la vida de la empresa. Las personas no somos tan flexibles, tan elásticas, como nos quieren hacer creer. 

 ¿De verdad no hay otras soluciones para crear puestos de trabajo? Parece mentira que a día de hoy tengamos que echar mano de usos del pasado que trajeron tanta injusticia y explotación a los trabajadores. Con estas medidas y sin meterme a profeta, se van a conseguir los mismos frutos de un pretendido bienestar, hasta es posible, pero no habremos avanzado nada en que el trabajador se sienta realizado con su trabajo y le sirva para llevar una vida estable y sin sobresaltos; que haga posible la familia, la educación de los hijos, el tejido social compacto y fuerte que hace personas y países fuertes para soportar las inclemencias de las coyunturas históricas. 

 Y, si no queda más remedio que aplicar hoy estas medidas, ¿no han de ser complementadas por otras en las que lo central sea la vida de las personas? ¡Tantos avances tecnológicos para esto! Da la impresión de que las sociedades desarrolladas van a ser las que más poder concentren en menos manos y esto no se corresponde con las aspiraciones de una sociedad democrática avanzada. Los jefes políticos europeos toman sus medidas por vía de urgencia sin apenas contar con los parlamentos respectivos; los poderes financieros se están concentrando en muy pocas manos. No sé si es muy descabellado pensar que, en el río revuelto de la crisis, están pescando los más poderosos sin contar con la opinión de la sociedad. 

 Elevemos nuestras oraciones para que Dios nuestro Señor, cuide de los más perjudicados de esta malísima situación que ya cuenta en nuestra España con más de once millones de pobres. 

 Vuestro obispo, 
 Antonio Ángel Algora Hernando

«¿QUÉ DICEN LOS CATÓLICOS DE LA REFORMA LABORAL?».

BOLETÍN SEMANAL DE “VIDA NUEVA”

¿Qué dicen los católicos de la reforma laboral?
 Publicado el 30.03.2012

 Como en el conjunto de la sociedad, las posturas son diversas.


FRAN OTERO | Parece que no hay consenso social ni político sobre la reforma laboral que el Gobierno ha puesto en marcha. Tampoco entre los católicos, donde, como en el conjunto de la sociedad, caben muchas las opiniones en torno a una norma que, entre otras cosas, abarata el despido, intenta flexibilizar las relaciones laborales y crear empleo, aunque a corto plazo no está previsto y a largo plazo habrá que comprobarlo. En cualquier caso, los católicos –sean empresarios, trabajadores, economistas o sindicalistas…– tienen claro que la persona tiene que estar en primer lugar.

 Es el caso de Pablo Benavides, consultor de estrategia de Deloitte, que apoya la nueva legislación pero tiene claro que “en el centro de toda buena política, de toda visión de la economía o de las relaciones personales,debe estar la persona”.

 José Ramón de Espínola, director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Pontificia Comillas, coincide: “Siempre, la economía debe estar al servicio de las personas. Otra cosa es un fracaso”.

 Trinidad Ruiz Téllez, investigadora que fue directora general de Enseñanza Superior y Liderazgo de la Junta de Extremadura, no apoya la reforma, pero piensa igual: “Una economía que se pone a ella misma como alfa y omega es la forma de paganismo más corriente, el falso dios más habitual de nuestra cultura”.

 Coincide el empresario Alfonso Carcasona, que añade que la reforma no deja a la persona de lado.

 ¿Reforma necesaria o impuesta? Las opiniones difieren cuando se pregunta por la legislación laboral propuesta por Rajoy, que ya le ha costado una huelga y no buenos resultados electorales en Andalucía y Asturias, tras 100 días en el Gobierno.

 Pablo Benavides ve oportuna la iniciativa para “crear empleo sin contar con un entorno favorable”. “La necesidad principal es flexibilizar el mercado laboral. No porque un mercado rígido sea malo, sino porque ha demostrado su fracaso a la hora de mantener el empleo en épocas de crisis”, explica.

 “No sé si la huelga valdrá para algo, pero seguir como si nada estuviese ocurriendo legitimará la idea de que el dinero y el mercado valen más que las personas”. Jesús Sánchez, ingeniero químico e investigador.


Las discrepancias también se ponen de manifiesto cuando hablamos de movilizaciones. “Están justificadas, pero más importante ha de ser la movilización continua de la militancia cristiana, en la línea de leer y analizar el momento presente”, expone Ruiz Téllez.

 Para Jesús Sánchez Martín, ingeniero químico e investigador, lo que no está justificado es la inacción. “Vivimos un momento importante en el que hay cuestiones impostergables. No sé si la huelga valdrá para algo, pero seguir como si nada estuviese ocurriendo legitimará la idea de que el dinero y el mercado valen más que las personas”

lunes, 19 de marzo de 2012

X Encuentro Diocesano de Mvtos Juveniles de Acción Católica

Evangelio y presencia en los ambientes del joven.

Los 62 jóvenes de los movimientos de Acción Católica JEC, JOC Y MJRC de la diócesis de Plasencia, reunidos en Huertas de Ánimas (Cáceres) en el 10º Encuentro, hemos compartido la reflexión de nuestra presencia cristiana en la situación actual, en los distintos ambientes: estudiantil, obrero y rural, y cómo somos acompañados en los distintos grupos. 
Venidos de diferentes localidades: Miajadas, Plasencia, Campo Lugar, Santa Amalia, Vivares, Rosalejo y Pizarro; hemos analizado las diversas experiencias de los jóvenes que estamos viviendo y sobre todo sufriendo, con diferentes realidades sociales y económicas.
 En la celebración de la eucaristía nos ha iluminado y guiado la luz del Evangelio, unidos a una Iglesia joven y activa. Posteriormente hemos compartido mesa y mantel con ricos manjares de cada pueblo. La convivencia de los jóvenes asistentes se ha prolongado por la tarde hasta dar fe de nuestro pensar y sentir en un manifiesto aprobado por todos. Nos vemos comprometidos a no quedarnos quietos ante esta realidad, a denunciar lo que nos parece que se aleja del Reino de Dios y a sentir la esperanza de que las cosas puedan y deben cambiar. 
Por eso:
 DENUNCIAMOS:
 Que en esta sociedad competitiva e individualista las personas importamos poco, no se cuenta con nosotros los jóvenes, mientras los mercados imponen sus leyes.
 Que en nuestros institutos los recortes que se producen repercuten en la calidad de nuestra formación.
 Que los jóvenes, sobre todo en nuestra región de Extremadura, vivimos y sufrimos el paro de una manera más cruda, imposibilitados para incorporarnos a un mercado laboral que exige experiencia pero que no la facilita. Esa situación se vive con especial dureza en los pueblos pequeños extremeños, donde las posibilidades de futuro son aún menores.
 Que si conseguimos un trabajo, casi siempre es precario y el sueldo no corresponde a la formación y esfuerzo. Que entre los jóvenes puede empezar a cundir el “efecto desánimo”, haciéndonos sentir que las cosas son como son y nada puede cambiar, de ahí que pasemos de compromisos y ganas por luchar.
 VEMOS SIGNOS DE ESPERANZA EN: 
 Que esta crisis puede ser un modo de darnos cuenta que tienen que cambiar las leyes del mercado actual, injusto con los más débiles, entre los que nos encontramos los jóvenes. 
 Que nuestra fe cristiana nos lleva a afirmar que el ser humano es el centro de la vida económica y laboral y todo esto orientado por “una ética amiga de la persona” (Bendicto XVI.Carit. in veritate.45)
 Que cada vez hay más jóvenes implicados, comprometidos y dispuestos a luchar en sus ambientes, sacando a la luz valores de solidaridad que ya creíamos olvidados. 
NOS COMPROMETEMOS A:
 No dejar que nos manipulen y alzar la voz ante situaciones de menosprecio a la dignidad de los jóvenes de pueblo especialmente, como nos enseña Jesús en el Evangelio. Colaborar activamente en nuestros ambientes, apoyar las iniciativas para que las cosas cambien y poner el esfuerzo en concienciar a nuestros compañeros para sentirnos protagonistas donde trabajamos, estudiamos y vivimos. 
Dar importancia con nuestra responsabilidad y presencia a los grupos en los movimientos juveniles de A.C., como medio precioso para formarnos y evangelizar a los demás compañeros en los ambientes de trabajo, estudio, diversión y pueblo. 
Huertas de Ánimas. 10. Marzo. 2.012 
Encuentro Diocesano de los Mtos. Juveniles de A.C

La HOAC y la JOC ante la nueva reforma laboral

17 FEBRERO 2012 | POR HOAC

La Juventud Obrera Cristiana y la Hermandad Obrera de Acción Católica, como parte de la Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, ofrecemos esta reflexión ante la aprobación por el Consejo de Ministros de una nueva reforma laboral.
 Nos encontramos con la 16ª reforma del mercado de trabajo en democracia. Hasta ahora las sucesivas reformas laborales llevadas a cabo por los gobiernos, de uno u otro signo político, bajo el pretexto de modernizar y flexibilizar dicho mercado laboral, han transformado la concepción y función del trabajo asalariado en nuestra sociedad y están socavando los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias.

 Estas reformas siempre se han presentado como una necesidad para combatir el desempleo, pero sólo han conseguido:
 - incrementar el empleo temporal, especialmente para los jóvenes;
 - diversificar las modalidades de contratación a la carta; - abaratar el coste del despido;
 - reducir el crecimiento de los salarios;
 - devaluar lo público (sevicios sociales, eduación y sanidad).

 En definitiva, han profundizado en el trabajo precario y en el empobrecimiento de las familias trabajadoras. Un ejemplo lo tenemos en los años de crecimiento económico anteriores a la actual crisis: aún creándose riqueza y empleo, estos no sirvieron para disminuir la pobreza en nuestro país.
 Ninguna reforma ha estado orientada hacia la expansión de un empleo decente como Benedicto XVI reclama en la encíclica Caritas in veritate. Los derechos que emanan de un trabajo a la altura del ser humano no pueden estar subordinados a las exigencias económicas. Es la economía la que debe orientarse a las necesidades de las personas y de sus familias; es el ser humano el centro de la actividad económica y laboral. El respeto a la dignidad del trabajo, vinculado a la dignidad de la persona, es y debe ser el criterio central de una economía orientada por “una ética amiga de la persona”. (Caritas in veritate, 45)Benedicto XVI, 
 Esta nueva reforma es otra agresión al trabajo humano como principio de vida. Creemos que una reforma laboral que pretende ser completa y marcar un antes y un después en las relaciones laborales, no puede hacerse sin el suficiente consenso social entre las personas trabajadoras y el colectivo empresarial. Y tendría, además, que responder a las necesidades de las familias trabajadoras y no a las exigencias impuestas por los mercados financieros, las grandes empresas, las instituciones comunitarias y los organismos económicos internacionales. 
Esta reforma laboral es una vuelta de tuerca más para flexibilizar el mercado de trabajo:
- Quiebra el derecho constitucional a la negociación colectiva y a la capacidad organizativa de los trabajadores –no existe negociación real de los trabajadores en el ámbito de la empresa cuando el 95% del tejido productivo español está compuesto por empresas de menos de 50 trabajadores. Este Real Decreto contempla la fractura de la cohesión social al habilitar la “caducidad” de los convenios colectivos desincentivando cualquier negociación entre las partes. 
- Facilita y abarata la expulsión del mercado de trabajo: quita trabas al despido por causas económicas; rebaja la indemnización del improcedente (pasando a 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades) y elimina la autorización administrativa para poder llevar a cabo los expedientes de regulación de empleo. Los contratos indefinidos con esta nueva regulación tampoco tendrán, como los temporales, condición de estabilidad. - Abre el camino para ajustar los salarios a la productividad. Con esta reforma, los salarios de los trabajadores más débiles van a depender de la voluntad unilateral del empresario.
 - Dificulta, cuando no impide o precariza, el empleo juvenil. Más del 80% del empleo destruido por la crisis corresponde a empleo juvenil. El nuevo contrato de trabajo indefinido, especialmente para jóvenes (también para desempleados de larga duración), dirigido a las empresas de menos de 50 trabajadores, se puede convertir, más que indefinido, en un contrato temporal sin causa justificada. Estas nuevas modalidades de contratación y regulación ponen en serio peligro, aún más, la estabilidad presente y futura de la mayor parte de la juventud. 
No compartimos la individualización de las relaciones laborales que propone esta reforma. Recordamos a nuestros gobernantes que el trabajo es una experiencia comunitaria y que una de las funciones de la empresa, según la Doctrina Social de la Iglesia, es favorecer la comunitariedad. Todo lo que suponga la individualización, dar prioridad a los intereses personales frente a los colectivos, significa romper la vocación a la comunión del ser humano. 
No es lícito eliminar derechos y protección de las personas trabajadoras con el argumento de combatir el desempleo y de reducir la temporalidad, cuando han sido las políticas económicas de los últimos gobiernos las que han provocado que haya un tejido productivo tan débil y un empleo tan precario.
 No podemos seguir flexibilizando las relaciones laborales sin garantizar la seguridad de una vida digna para las personas trabajadoras y sus familias. Y esta reforma se lleva a cabo en un contexto de quiebra del Estado de bienestar, de reducción del sector público y de recortes de los servicios y prestaciones sociales sin precedentes.
 Esta reforma rompe el débil equilibrio conquistado históricamente entre capital-trabajo, alejándose del principio siempre defendido por la Iglesia de la prioridad del trabajo frente al capital. Además, supone un nuevo golpe al Derecho Laboral limitando su capacidad de frenar la creciente mercantilización y “cosificación” del trabajo humano. Consideramos que este gobierno ha aprovechado el estado de quietud y miedo de la mayor parte de la ciudadanía, para eliminar viejas conquistas laborales y aspiraciones conseguidas tras muchas luchas de tantas personas a lo largo de la historia. 
Los retos actuales que atraviesa la economía española requieren medidas políticas concertadas en el ámbito internacional que subordinen la economía financiera a la economía productiva. Es preciso, como ha pedido insistentemente Benedicto XVI y el Pontificio Consejo Justicia y Paz, una reforma del sistema financiero internacional. Esta reforma supondría avanzar en justicia social y comunión de bienes, redistribuyendo efectivamente la riqueza existente; controlar la economía especulativa y frenar el desmedido afán de lucro, en lugar de eliminar derechos. Este es el camino que puede generar riqueza orientada a la creación de empleo decente y con derechos, y a disminuir la pobreza. 
Como Iglesia en el mundo obrero, en las actuales circunstancias, pedimos a las autoridades políticas, a los agentes sociales y económicos, al conjunto de los trabajadores y de la sociedad, y especialmente a los cristianos y cristianas, que caminemos juntos, con la intención de eliminar las causas que han generado esta crisis económica y, al mismo tiempo, superemos las estructuras económicas y sociales injustas que tanto sufrimiento, deshumanización y pobreza están provocando a las personas.
 También instamos a los partidos políticos a corregir y reorientar, en el proceso parlamentrario, esta reforma laboral poniendo en el centro de la misma el trabajo decente y con derechos y, al mismo tiempo, animamos a participar en las iniciativas y movilizaciones que se convoquen por parte de las organizaciones eclesiales, sociales y sindicales que ayuden a tomar conciencia y revertir esta situación tan lesiva para las personas trabajadoras y sus familias.