Nuestra Iglesia " Diócesis de Pasencia"

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lunes, 14 de septiembre de 2015

Empezamos un nuevo curso e intentaremos tener el Blog actualizado.
Gracias a todos por seguirnos.

sábado, 10 de mayo de 2014

Actividades de la semana de la HOAC


SEMANA DIOCESANA DE LA HOAC
“Trabajo digno para una sociedad decente”

Actos celebrados:

25, viernes: Presentación a los medios de comunicación los actos que celebraremos durante la semana dela HOAC. Invitamos a los sindicatos CC.OO. y UGT a compartir estos actos.



28, lunes: Jornada Mundial por la SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO. Eucaristía y lectura del manifiesto emitido por Comisión Regional de Pastoral Obrera Delegaciones y Secretariado Diocesano de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia.
Parroquia SANTA Mª ESPERANZA 20,00 horas.
Recordamos en este día a tantos trabajadores y trabajadoras que sufrieron y continúan sufriendo a lo largo de la historia condiciones precarias e inseguras de trabajo, lo que les ha llevado a perder la salud e incluso la vida.

   

29, Martes: Mesa Redonda sobre  “Trabajo digno para una sociedad decente” presentado por la responsable del compromiso diocesana  Mª Victoria Sánchez,

INTREVIERON:

+ Lorenzo Martínez, Presidente de la HOAC Diocesana.
+ Ramón Barco, Delegado Comarcal de CC.OO.
+ Juan Manuel García, Secretario Territorial de UGT.
+ Felipe García, Consiliario Diocesano HOAC.
20,30. Salones Cristo Resucitado. Rosal de Ayala


 En esta mesa, HOAC hizo un repaso de la situación actual que el mundo obrero estamos viviendo, ¿Por qué no puedo vivir si no trabajo y si trabajo pierdo la vida? Y  trabajo no es igual a empleo, también de vieron Rentas y desigualdad, repasando la como la desigualdad entre los mas ricos y los mas pobres ha aumentado en España de una manera exponencial, y de una manera  especial en Extremadura.
CC.OO, hizo una exposición de una experiencia dada de un proyecto de agricultura económica y empleo, exponiendo como  a través de una iniciativa del sindicato se puso en marcha este tipo de trabajo.
UGT, expuso la estadística de paro en Plasencia y un extracto del manifiesto emitido por CC.OO y UGT con motivo del 1º de mayo.

   
30, Miércoles: Celebración Cristiana del 1º de Mayo y lectura del manifiesto que con tal motivo han realizado la JOC y la HOAC, terminamos con un ágape con los asistentes.
20,00 horas en la Parroquia SANTA Mª ESPERANZA.







           CELEBRACIÓN 1º DE MAYO. Asistencia a los actos reindivicativos en Plasencia.

Los sindicatos mayoritarios habían convocado la manifestación del 1º de mayo en Mérida.
Nosotros, en la asamblea diocesana del día 26 de abril, decidimos tras un debate intenso, dejar libremente que cada militante asistiera a la manifestación que creyese oportuno, ya que en Plasencia se había convocado otra manifestación por IU.
En la plaza mayor de Plasencia, se procedió a la lectura del comunicado JOC-HOAC del 1º de mayo por representantes de la JOC y HOAC.




    














Una vez terminada la manifestación, se compartió comida entre los asistentes en La Isla.



       

HOAC PLASENCIA.

La HOAC reclama “trabajo digno para una sociedad decente”



Nota de Prensa
Madrid. 9 de mayo de 2014.

La HOAC reclama “trabajo digno para una sociedad decente”

Esta es la principal preocupación en la celebración del día de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) que se celebra durante el fin de semana del 10 y 11 de mayo en todas las diócesis de España.

El Día de la HOAC, es un tiempo de discernimiento de la vida como trabajadores y trabajadoras desde nuestra fe en Jesucristo. Es un servicio a nuestros compañeros y compañeras, a las organizaciones y movimientos del mundo del trabajo, al conjunto de la sociedad y a toda la Iglesia. Por tanto, es un día de convivencia festiva y, al mismo tiempo, reivindicativo ante la magnitud del problema del trabajo.

Desde este planteamiento, la HOAC ofrece en esta convocatoria una reflexión-acción sobre el "trabajo digno": el elemento básico y esencial que construye y cimenta una “sociedad decente”.

Vemos que millones de hombres y mujeres están desempleados, privados de su derecho al trabajo. Vemos que quienes trabajan con empleo precario e inestable: hombres, mujeres, jóvenes, inmigrantes… con largas jornadas laborables y salarios bajos no consiguen salir de la pobreza; no les permiten vivir con dignidad y cubrir las necesidades básicas.

Junto a estas condiciones de precariedad, se suma la incertidumbre de perderlo y la desesperanza de encontrar un trabajo que les permita construir su proyecto de vida con dignidad y/o sacar adelante a sus familias. Lo vemos porque además somos parte de esa realidad.

Lo que nos está pasando nos lo recordaba con mucha claridad el Papa Francisco en su encuentro con el mundo del trabajo (Cagliari 9/2013)

“… Aquí también encuentro sufrimiento. Un sufrimiento que uno de vosotros ha dicho que “te debilita y acaba robándote la esperanza”. ¡Un sufrimiento –la falta de trabajo- que te lleva (…) a sentirte sin dignidad! ¡Donde no hay trabajo, falta la dignidad! Y este problema (…) es la consecuencia de una elección mundial, de un sistema económico que trae consigo esta tragedia; de un sistema económico que tiene en su centro un ídolo llamado dinero…”

Además, denunciamos que la situación del trabajo se ha ido construyendo a través de un conjunto de decisiones de una determinada orientación en las políticas laborales.

Con nuestra reflexión, proponemos un debate abierto sobre lo que significa trabajo digno y la necesidad imperiosa de articular una nueva cultura del trabajo. Nos va en ello la vida digna de millones de personas para la construcción de una sociedad decente.

El Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) contienen elementos imprescindibles a tener en cuenta. La HOAC quiere compartirla, darla a conocer y denunciar estas situaciones y emplazarnos a cambiar esta situación de injusticia, como construcción política y social que es, con otra acción política.

Por eso, creemos necesario para reclamar un trabajo digno para una sociedad decente:

# Repensar el sentido de nuestra humanidad.
# Repensar la economía y la política desde el carácter humanizador  del trabajo.
# Recuperar el sentido y el valor profundo del trabajo más allá del empleo.
# Garantizar una renta básica para las familias, mientras no se pueda asegurar empleo digno para todos.
# Luchar por unas condiciones dignas de empleo: trabajo decente.
# La necesidad de reformar los fines sociales de la empresa y de impulsar y extender formas no mercantilistas de empresa.
# Entender y defender que el trabajo lo hacen personas, con necesidad de descanso, de familia y de vida social
# Luchar por la defensa y extensión de los derechos sociales, desvincular derechos sociales y empleo.
# Fortalecer y renovar el movimiento sindical, propiciando una nueva cultura sindical.

Para la HOAC, Jesucristo es la verdadera propuesta de liberación para los hombres y mujeres del trabajo. Pero sólo podemos anunciarlo haciéndolo vida, experiencia concreta en el aquí y en el ahora. Es la hora de hacer visible al Dios de Jesucristo, de hacer vida su misericordia, su opción en favor de los más pobres, su pasión por todas las personas, su denuncia de la injusticia que niega la dignidad y su apuesta decidida por transformar todo lo que sea necesario para ir construyendo un mundo de hermanos.

Creemos que la mejor manera de hacerlo es, junto con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, grupos y organizaciones, poner en marcha otras experiencias de formas de vivir, trabajar y organizar nuestra vida social… que sean signo vivo y real, anticipo del Reino de Dios y de su Justicia.

Notas enlazadas.
2.    Celebración Día de la Hoac en la Diócesis http://www.hoac.es/tag/dia-de-la-hoac-2014/
4. Pagina Web de la Hoac, www.hoac.es


martes, 6 de mayo de 2014

COMUNICADO SOBRE LAS ELECCIONES EUROPEAS


CARITAS, CONFER, HOAC,

JUSTICIA Y PAZ y AEFJ (África-Europa Fe-Justicia) ANIMAN A LA MASIVA PARTICIPACIÓN
EN LAS ELECCIONES EUROPEAS

El próximo 25 de mayo los españoles estamos convocados a elegir 54 de los 751 diputados que compondrán el nuevo Parlamento Europeo y que representarán a unos 490 millones de ciudadanos europeos (28 países miembros). En estas elecciones, el nuevo Parlamento estrena mayores competencias: elige al Presidente de la Comisión, tiene que aprobar al conjunto de los miembros que propone el Consejo Europeo para formar la Comisión y puede destituir a la Comisión mediante una moción de censura.

El gran reto al que se enfrentan los ciudadanos europeos es, por un lado, la desinformación acerca de las instituciones, funcionamiento y repercusiones de lo que se realiza, día tras día, en la Unión Europea, unido al casi total desinterés por lo que en la UE se debate.

Desde nuestra común identidad cristiana y a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, animamos a todos los votantes a tomar conciencia de la importancia de este momento,  donde con nuestro voto podemos construir una Europa más justa y solidaria con las personas y los países más débiles y vulnerables.

La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) anima, con motivo de la convocatoria de las elecciones al Parlamento europeo, a configurar Europa como una comunidad de solidaridad y responsabilidad, basada en un modelo de economía social de mercado en el que no solo prime la economía y donde tengan la debida importancia la moral, la política y la voluntad decidida de preservar los derechos fundamentales de todas las personas.

Nuestras organizaciones consideran necesario apostar decididamente por una Europa comprometida con una justicia económica y social universal, dispuesta a:

a)      Establecer un marco de protección de los derechos económicos y sociales,  e impulsar políticas de lucha contra el desempleo -especialmente el juvenil y el de larga duración- orientado a la creación de puestos de trabajo dignos para todos.

b)      Promover la reducción de la pobreza y la exclusión social a través de instrumentos como el salario mínimo interprofesional y una renta básica familiar.


c)      Reforzar la cooperación a favor del desarrollo económico, los derechos humanos y la democracia tanto en los países más pobres como en los de nuestro entorno.

d)      Adoptar políticas que mejoren la regulación de los mercados financieros, a fin de frenar la especulación y la evasión fiscal, favorecer su transparencia y su adecuación a la economía real y productiva, promoviendo la desaparición de los paraísos fiscales y el secreto bancario, y aplicando impuestos a las operaciones financieras internacionales.


e)      Impulsar normativas y políticas que aseguren mayor respeto del medio ambiente, la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.

f)       Promover una reforma del sistema económico-financiero global, a fin de ponerlo verdaderamente al servicio del bien común universal, favoreciendo la creación de una autoridad política democrática universal que lo haga posible


Así mismo, consideramos que Europa no puede renunciar a un mayor compromiso con los derechos humanos, base del respeto de la dignidad de la persona. Entre otros retos, es urgente garantizar los derechos humanos de los migrantes y reforzar la lucha contra la trata de personas, evitando la mortalidad en el mar y las fronteras, estableciendo vías efectivas y realistas para la inmigración laboral y el asilo en Europa, impulsando la integración social y luchando contra el racismo y la xenofobia.

Es necesario, además, que todos los países europeos trabajen por una paz universal promoviendo el desarme y el control del comercio de armas.

Los problemas y retos a los que se enfrenta Europa son muchos y muy complejos.
La construcción de Europa como un gran espacio de integración política y económica, de justicia social, de promoción del desarrollo humano integral y de la paz, con vocación de referencia mundial, es una meta irrenunciable a la que todos debemos contribuir ejerciendo nuestro derecho a votar.

Por ello, como creyentes y como hombres y mujeres de buena voluntad, no podemos permanecer indiferentes ante estas elecciones, tras la excusa de lo complicado de las instituciones, del desencanto generalizado o del sentimiento negativo de que “nada vale la pena”.

Invitamos a toda la ciudadanía a participar, a través de las urnas, en la construcción de otra Europa más acogedora y más justa, y a asumir un compromiso activo en la defensa de los derechos de los últimos y no atendidos por parte de las estructuras legislativas y ejecutivas de la UE.

sábado, 3 de mayo de 2014

Asamblea Diocesana preparatoria del Pleno General de Representantes


La celebración del PGR es un momento especialmente importante en la vida de la HOAC. En él aprobaremos, entre otros temas, las propuestas de: objetivos, contenido y presupuesto de nuestra XIII Asamblea General a celebrar del 13 al 16 de Agosto de 2015 en Segovia.

En nuestra Diócesis (Plasencia), nos hemos reunido el sábado 26 de abril, donde el trabajo personal, y de equipo, de los hombres y mujeres que formamos la HOAC es un tiempo de Gracia, de oración, decisión y diálogo. En esta Asamblea Diocesana, hemos aportado el trabajo de los equipos que formamos la diócesis para ponernos de acuerdo con las demás en el PGR, en lo que será nuestra vida,  misión y compromiso en los  6 años siguientes.

Como movimiento de Acción Católica, nos sentimos llamados a la evangelización del mundo obrero y del trabajo, motivados para compartir la Buen Noticia del Evangelio de Jesús.

Con la Alegría que nos da el saber que en esta “bendita misión” no estamos solos, pedimos al Espíritu que nos dé el don de la  sabiduría y el acierto en nuestra toma de decisiones,  para poder ser instrumentos de Dios en la liberación y promoción de los empobrecidos del mundo obrero.

miércoles, 30 de abril de 2014

Nota del Departamento de Pastoral Obrera de la CEE para la festividad del 1º de mayo, San José Obrero

Nota del Departamento de Pastoral Obrera de la CEE
para la festividad del 1º de mayo, San José Obrero
Desde sus comienzos la Doctrina Social de la Iglesia ha fundamentado la dignidad de toda persona en la condición de hijos e hijas de Dios, y ha proclamado la necesidad de poner en práctica el principio evangélico que invita a la acción: “os aseguro que lo que hayáis hecho a uno solo de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40). El primero de mayo, fiesta de San José Obrero y fiesta cristiana del trabajo, supone para los trabajadores que profesan la fe la ocasión de recordar y agradecer, también, esas luchas por la dignidad y la justicia de todos aquellos que han hecho de su vida un compromiso en favor de la dignidad del trabajo humano, que se han esforzado por reconocer en él la dignidad de los trabajadores y trabajadoras que lo realizan.
En cada hombre y mujer que diariamente se esfuerza en realizar su trabajo, con el que contribuye a realizar la voluntad creadora y salvífica del Padre, contemplamos el sagrado reflejo de Dios que quiso encarnarse en Jesús de Nazaret para mostrarnos el verdadero camino de humanización y liberación que nos dirige y acerca hacia el Reino de la Paz y la Justicia, hacia el Reino de la Vida y del Amor.
Por eso, cualquier ataque a la dignidad del trabajo humano es, intrínsecamente, un ataque a la dignidad de los hombres y mujeres que lo realizan, y por ello una negación de Dios. El desempleo, la precariedad laboral, el subempleo, la economía sumergida, las condiciones de explotación o de inseguridad e insalubridad laboral, el trabajo infantil, la discriminación laboral por razones de sexo o raza, la injusticia de los salarios y otras condiciones laborales, todo ello son heridas a la dignidad humana que se clavan en las personas de los trabajadores, y que repercute gravemente en sus condiciones de vida, y en las de sus familias, deshumanizando su existencia. Cuando la vida social –también el trabajo- pone en el centro al dinero, y no a la persona, negamos la primacía del ser humano sobre las cosas, negamos la primacía de Dios (Evangelii Gaudium 55). La manera de concebir hoy el trabajo humano genera pobreza y exclusión y deshumaniza a los trabajadores.
Como creyentes en el Dios de la Vida no podemos permanecer impasibles ante ese sufrimiento humano. Estamos llamados a trabajar por la humanización de nuestro mundo, en caminos de justicia y solidaridad que construyan el bien común, pues como nos ha recordado el Papa Francisco, hacer oídos sordos a ese clamor, cuando nosotros somos los instrumentos de Dios para escuchar al pobre, nos sitúa fuera de la voluntad del Padre y de su proyecto (Evangelii Gaudium 187). Ya el Beato Juan Pablo II nos hizo caer en la cuenta de que en la mayoría de los casos “los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo —es decir por la plaga del desempleo—, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia” (Laborem Exercens 8).
En estas fechas no podemos dejar de recordar a quienes han perdido la vida o la salud en los llamados “accidentes laborales”. La siniestralidad laboral es una lacra, muchas veces fruto de las mismas condiciones de precariedad, de inseguridad, de escasa formación, de temporalidad en la contratación, y de baja remuneración, que pone de manifiesto esas heridas a la dignidad del trabajador y del trabajo humano, pero que sobre todo tiñen de dolor la existencia de tantas familias que se ven abocadas a la pérdida de sus seres queridos, a la incapacidad de sus miembros para poder trabajar, y que se ven condenadas a una existencia más sumida en la pobreza. Precisamente el 28 de abril, unos días antes del primero de mayo, se celebra el Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo. Para nosotros es ocasión de orar por los “obreros muertos en el campo de honor del trabajo”, como decimos al rezar la oración que marca cotidianamente la existencia de los militantes de los movimientos apostólicos obreros. Es ocasión de reforzar la cercanía misericordiosa y compasiva con las familias de las víctimas de la siniestralidad laboral. Y es ocasión de sentirnos urgidos en nuestra militancia cristiana a denunciar las condiciones deshumanizadas en que tantas veces se desenvuelve el trabajo humano, y las consecuencias catastróficas de muerte, pérdida de salud, y pobreza familiar que entrañan.
Celebrar el primero de mayo desde la fe en Jesucristo es para la Iglesia motivo de esperanza y compromiso. Es querer proclamar que “en el trabajo humano el cristiano descubre una pequeña parte de la cruz de Cristo y la acepta con el mismo espíritu de redención, con el cual Cristo ha aceptado su cruz por nosotros. En el trabajo, merced a la luz que penetra dentro de nosotros por la resurrección de Cristo, encontramos siempre un tenue resplandor de la vida nueva, del nuevo bien, casi como un anuncio de los nuevos cielos y otra tierra nueva" (Laborem Exercens 27).
Celebrar el primero de mayo desde la fe es sentirnos nuevamente comprometidos a trabajar por un trabajo digno para todo hombre y mujer. El que nos recordaba Benedicto XVI que, en cualquier sociedad, ha de ser“expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación” (Caritas in Veritate 63).
Este año se celebra el vigésimo aniversario de la publicación del documento de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”. Siguen siendo vigentes las interpelaciones que entonces recibíamos del mundo del trabajo, y el compromiso misericordioso de caminar encarnados en sus condiciones de vida. Sigue siendo vigente el envío y la misión eclesial de evangelizar el mundo del trabajo, a ella nos sentimos renovadamente enviados todos los miembros de la Iglesia, especialmente quienes han hecho de la Pastoral Obrera por encargo de la Iglesia su ámbito de evangelización. Quiero agradecer y animar el compromiso de los militantes obreros cristianos en ese empeño humanizador y evangelizador del mundo del trabajo.
¡Hasta mañana en el altar!
Antonio Ángel Algora Hernando
Obispo de Ciudad Real
Obispo Responsable de Pastoral Obrera de la CEE 


sábado, 26 de abril de 2014

“A LOS QUE NO TIRAN LA TOALLA Y ABRAZAN LA CRUZ CON ESPERANZA”


Introducción.-

Estamos en semana santa, en la que la Pasión de Jesús de Nazaret va a ocupar nuestras calles y la vida de los creyentes católicos. Lo hacemos en un momento en que nuestro pueblo está sufriendo y llevando una cruz pesada, que se ha hecho más intensa, extensa y crónica como la propia pobreza. En esta realidad vemos los pasos y figuras vivientes de la pasión que van más allá de las esculturas y de la teatralización de la pasión en muchos de nuestros pueblos. En Cristo se nos dijo que lo que hiciéramos con los últimos, con los que sufren, lo estaríamos haciendo con él, identificándose con la pasión humana. El Papa actual nos está llamando continuamente a ser una iglesia pobre y de los pobres, de los que sufren y nos sentimos interpelados para entender la realidad de nuestro pueblo con las claves de la pasión y muerte de Cristo.

Dolor y servicio
En la vida de nuestras comunidades parroquiales, pueblos y barrios vemos el sufrimiento a borbotones: el paro, los desahucios, la corrupción, la pobreza extrema y el hambre, la lentitud del proceso de la renta básica en nuestra tierra, el fracaso escolar y analfabetismo, la insatisfacción de una vida sin esperanza, sin luz, con sufrimiento y miedo en muchos de los seres humanos. Ponerle nombre a los que sufren ha de ser lo propio para poder humanizarnos y creer; como sacerdotes consiliarios de la acción católica de la provincia eclesiástica de Mérida- Badajoz, siguiendo la preocupación de nuestros pastores diocesanos, queremos manifestar nuestra solidaridad con el dolor de la cruz que está llevando nuestro pueblo sobre sus hombros. Al mismo tiempo queremos proclamar cómo al contemplar nuestra historia y los que sufren, descubrimos cantidad ingente de personas que día a día se ciñen la toalla del servicio –como hizo
Jesús en la última cena- y están echando la limosna de sus propias vidas para aliviar, consolar, levantar, animar, sanar a los caídos y cansados del camino de la vida. Desde ellos nos sale la alabanza al Espíritu del Resucitado que de un modo imparable habita corazones anónimos para que saber decir una palabra de aliento a la humanidad abatida y para recuperar lo que estaba perdido.

Trabajo y dignidad
En términos absolutos, los últimos datos nos presentan seis millones de personas en el paro, de las que más de 170.000 viven en Extremadura. Estamos ante un fenómeno devastador que adquiere una mayor relevancia si se observa la situación de los jóvenes: la tasa de paro juvenil - menores de 25 años- es de las más altas de la Unión Europea, un 55%, que llega hasta el 61% en Extremadura. Mientras los instrumentos públicos de protección van perdiendo eficacia ante esta problemática. Somos conscientes de cómo en medio de esta realidad sangrante hay personas y empresas que son fieles a sus trabajadores y que prefieren ganar menos con tal de cuidarlos y guardarlos, amén de todos aquellos que están dispuestos a trabajar menos y cobrar menos con tal de seguir todos y que todos puedan disfrutar de la dignidad del trabajo y del salario, compartiendo las ganancias y las pérdidas en comunidad.

Vuelta de tuerca al mundo rural.
La Nueva Ley de la Administración Local queda a los pueblos y a las Entidades Locales Menores sin autonomía y más empobrecidos, todo en función de recortar económicamente por la parte más débil y propiciar la privatización de servicios públicos.


Hogar y renta básica
Otra de las "heridas sociales" que padecemos es provocada por el tema de la vivienda y los desahucios. El deterioro del empleo y de los salarios ha provocado que aumente la morosidad así como el número de desahucios o ejecuciones hipotecarias. La gente sufre lo indecible para soportar las cargas del pago de sus viviendas, y muchas de ellas empiezan a vivir con una precariedad que pone dificultad al agua corriente y caliente, a la luz eléctrica, etc. La situación de miles de familias en nuestro pueblo es degradante e indigna, los vemos en filas de lo público y de lo privado, sin esperanza y con vergüenza, para recibir migajas y limosna, cuando lo que desean es dignidad y trabajo.
Sabemos de familias que acogen a miembros de las mismas en sus propios hogares apretándose para caber todos, de mayores que comparten sus pensiones con los que lo necesitan de los suyos, incluso de los políticos que votan por unanimidad una ley de renta básica para responder a las situaciones de pobreza y de riesgo más grande. Aunque consideramos que no es de recibo el modo y la forma en que se está actuando con respecto a la ley de la renta básica, como si los pobres fueran los mentirosos de la sociedad de los que tenemos que defendernos porque son los que engañan, cuando en realidad son miles de familias los que han sido engañados por instancias de tipo político, económico y sociales. Es intolerable que en una acción que ha sido votada por unanimidad en el parlamento tenga la lentitud y el retraso del que parece que todos están descontentos pero no lo solucionan. Nos alegramos de los pasos que se están dando para aligerar los trámites y pedimos de corazón que nos de ya la buena noticia de que se hace realidad la ayuda a los que lo necesitan con este medio público y comunitario.

Corrupción y política
Ante los casos de corrupción nos duele que queden sin resolver o que lo hagan de modos nada claros, en comparación como se ejerce la justicia en la ciudadanía normal, cuando ellos tendrían que ser referentes y ejemplos en la honestidad y el compromiso. Lo que podría haber sido una llamada para una conversión fuerte y directa se está convirtiendo en un modo de soslayar responsabilidades que hacen desconfiar a la ciudadanía de que haya verdadera justicia en el ámbito de lo democrático. Así no es extraño que haya desafección hacia la política y lo público, siendo como son elementos esenciales y vitales para la comunidad. Pero al mismo tiempo valoramos que se estén dando pasos para una ley reguladora de estos problemas que nos sitúen a todos en igualdad ante la ley, sabemos que el verdadero camino para la democracia viene por la trasparencia de la justicia para todos en igualdad de condiciones. También queremos valorar el trabajo de todos los políticos y sindicalistas que son coherentes en su servicio a lo público, a lo común, y están viviendo con una desafección y desprecio de la ciudadanía no merecido. Estos son los que hacen verdadero el aserto que la caridad más importante es la caridad política que transforma las estructuras en beneficio de todos, especialmente de los más débiles, y todos lo debemos reconocer y valorar
.
La banca y la ética
Sigue siendo alarmante la postura de la banca, ella que se ha recuperado con los impuestos de lo común sanando sus propios pecados, siguen sin confesar sus culpas y sin propósito de la enmienda, ni penitencia, para dar vida y liberar a los mismos que han soportado el peso de sus escándalos y frustraciones. Teniendo beneficios siguen sin posibilitar con sus haberes una dinámica del capital y de la empresa que pueda desarrollar la creatividad y generar puestos de trabajos y rehabilitación de negocios y trabajos precarizados y anulados. Aun así, vemos la mano del humanismo en todas las iniciativas de bancas éticas que están surgiendo y fortaleciéndose en estos momentos de crisis; nacen con el deseo de una humanización del dinero, con participación activa de todos los ciudadanos, valorando más el interés de lo humano y lo solidario sobre el económico. Apostamos por el apoyo a la economía que no mata sino que da vida, incluido el mundo financiero. Valoramos a todas las personas que con sus ahorros están disponibles para aquellos que lo necesitan y lo prestan sin ningún interés a cambio, fiándose de los que lo necesitan.

Justicia y dignidad
Nos duele contemplar que los comportamientos incorrectos están mucho más extendidos, observamos como la ocasión de la dificultad y la precariedad está siendo utilizada por muchos para bajada de salarios, regulaciones exageradas e injustas de empleo, explotación de los obreros en sus horarios y exigencias, en la precariedad de los contratos, y todo justificado con la situación de la crisis, como si los responsables y culpables fueran los más débiles de la sociedad, los trabajadores sencillos y honrados que tienen la responsabilidad de llevar adelante a sus familias. Oímos el grito de muchos inmigrantes y obreros sencillos están siendo obligados a aceptar situaciones que son inhumanas, cuando no de verdadera esclavitud disfrazada.
Enaltecemos a todos aquellos que en este momento tratan de dignificar a los necesitados desde horas de trabajo pagadas con dignidad y justicia, a todos los que favorecen ideas de cooperativas y de comunidad para generar creativamente modos de vida y de trabajo nuevos.

Cooperación y desarrollo
Nos avergonzamos de lo que se ha hecho con las ayudas de cooperación y desarrollo a nivel estatal y también en nuestra propia comunidad autónoma, reduciéndola al máximo y dejándola en cifras ridículas y meramente simbólicas. No es de recibo que en momento de dificultad la postura sea reducir y olvidar a los más pobres de la tierra. Y proclamamos la grandeza de todas las asociaciones que levantan su voz y sus brazos para seguir siendo portadoras de la esperanza para los últimos de la tierra, que no desfallecen y que tratan de hacer mucho más con menos, para que la voz de los últimos no se apague y los proyectos iniciados no mueran, que avivan la ciudadanía para que la respuesta sea más desde la base y la implicación personal de la ciudadanía que desde lo institucionalizado.

Enseñanza y calidad
La educación tampoco es un derecho asegurado, como reflejan las últimas cifras existen cerca de tres millones de niños que viven en la pobreza y que en los últimos dos años se ha acrecentado esta cifra. Estamos lejos de una educación de calidad y de "máximos" para todos, pues un fracaso escolar tan elevado (alrededor de un 33% de alumnos no supera la Educación
Secundaria, además refrendado por los datos del informe PISA) enciende todas las alarmas y augura un camino que conduce a muchas personas exclusión social. Nos duele que en la propia universidad no se arbitren medidas que impidan que los sencillos y los pobres se queden sin becas y sin poder pagar matrículas, que se implanten recortes que excluyen, cuando sin embargo después son abiertos y permisivos con complementos económicos con políticos y ejecutivos dentro del claustro. Pero no demonizamos a nuestros profesionales de la enseñanza, ni a las familias, creemos que se está haciendo un trabajo de dignidad en los ámbitos escolares y que es necesaria una transformación pedagógica en la que todos tenemos y podemos aportar, desde unos valores que pongan a la persona en el centro de la cultura, y que se desarrolle el bien-ser por encima del bien-estar, en una complementariedad donde el saber sea humanizador y no competitivo. Consideramos que ya es tiempo de avanzar a una ley de enseñanza consensuada que facilite la seriedad y la continuidad de planes de estudios y modos pedagógicos que den referencias de madurez y proceso, frente al baile permanente de lo inseguro para todos dentro del mundo de la enseñanza.

Comprometidos y esperanzados
Ante esta realidad, hemos de ser conscientes que la ignorancia, la indiferencia o la actitud indolora, nos identificarían en la pasión histórica de Jesús, con aquellos que gritaron que "que su sangre caiga sobre nosotros y nuestro pueblo" ante el sufrimiento del inocente y débil. Sentimos la llamada del crucificado a unirnos con todos los crucificados de la historia, a los que hoy lo están viviendo y sufriendo. La fe en el resucitado, nos avisa de que la injusticia que provoca muerte ya está vencida, que el pueblo que vive en comunidad y se deja afectar para compartir en tiempo de crisis, luchando juntos por sus ideales, no quedarán defraudados porque Dios está con ellos. Es el momento de despertar como cristianos y como ciudadanía para hacernos cargo de nuestra sociedad de un modo activo y participativo, los cristianos tiene la responsabilidad de formar y llamar a sus miembros para que se encarnen en este momento histórico y sepamos llegar con nuestros dedos y nuestras manos a la señales del sufrimiento en la humanidad. Es el momento de desarrollar la dimensión sociopolítica de nuestra fe –como han venido haciendo los distintos movimientos de la acción católica- y hacernos cargo, con todos los demás ciudadanos, de nuestra realidad para hacerla más humana y más justa, para que siga avanzando el Reino de Dios. Hoy nos toca ceñirnos la toalla del servicio, la que nos ha entregado nuestro hermano y maestro en la última cena, y creer que el crucificado resucita, que merece la pena gastar nuestra vida y comprometernos en la construcción de un mundo nuevo, el mundo de la libertad y la alegría del resucitado.

Consiliarios de Acción Católica – HOAC, JOC, JEC, PX, ACG, MRC, MJR- de la Provincia  Eclesiástica de Mérida-Badajoz.

Semana Santa y pascua. 2014

Comunicado de la Comisión Regional de Pastoral Obrera Delegaciones y Secretariado Diocesano de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia.

28 de Abril
“Día Mundial de la seguridad y salud en el trabajo”

Desde el 2003, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) organiza el Día Mundial para rendir homenaje a las víctimas de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. En el 2013 se registraron en España 397.051 accidentes con baja. De ellos, 540 ocasionaron la pérdida de la vida del trabajador. Aunque se ha producido un descenso, en los últimos años se han duplicado los casos de riesgos psicosociales, de estrés, de “acoso” o de depresión “debido a presiones en el trabajo”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) estamos expuestos a más de 143.000 productos químicos peligrosos en el trabajo y en el consumo, con el resultado de al menos 4,9 millones de muertes cada año en el mundo.

Detrás de estas cifras hay personas y familias que sufren la pérdida de un ser querido, personas con secuelas cuya vida no sigue siendo la misma. Los cristianos vemos el rostro de Dios en los que viven estos sufrimientos, tal como nos recuerda Jesucristo en el momento de confrontarnos con el criterio definitivo: “tuve hambre y me disteis de comer, estuve enfermo y me visitasteis…”. La comunidad eclesial siente la invitación a prevenir las muertes y enfermedades laborales, y atender a las víctimas tendidas en la cuneta como el buen samaritano.
Mucho más, cuando hoy disponemos de medios y tecnología suficientes para remediar casi todas las muertes que se producen en el trabajo y todas las enfermedades causadas en él. Pero es evidente que no hacemos todo lo que podemos. Disponemos de miles de empleados que vigilan y controlan parquímetros para recaudar dinero. Pero no hay tantos inspectores de trabajo para controlar a las empresas. En España hay un inspector de trabajo para 13.000 trabajadores, cuando la proporción recomendada en Europa es de 10.000 trabajadores.
Desde el criterio evangélico de que más vale una persona que el poder recaudatorio, estamos llamados a exigir no escatimar esfuerzos económicos, profesionales y humanos a la hora de garantizar una mayor atención a las víctimas de accidentes laborales. Pero también en los Presupuestos Generales del Estado se reduce la partida de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
Igualmente los cristianos debemos ejercer la caridad cristiana acompañando a las personas y familias que sufren una muerte o una enfermedad en el campo del trabajo. En estos días de Pascua, la figura del apóstol Pedro nos escenifica cómo seguir a Jesucristo cuando ve a un paralítico en la puerta del templo, se fija en él, mantiene su mirada compasiva como el buen samaritano y le dice “no
tengo oro ni plata, pero hago lo de Jesús: sanar la causa del mal, misericordia quiero y no sacrificio, el hombre no es para el sábado sino al revés.
Estamos convencidos de que una inmensa mayoría de los accidentes laborales se pueden evitar haciendo cumplir las leyes laborales, suprimiendo las excesivas horas de trabajo, la precariedad, la subcontratación abusiva… como lo dijo el papa Benedicto XVI: “Hay que cumplir todos los esfuerzos para que se detenga la cadena de muertes e incidentes. Sin olvidar la precariedad del trabajo, en particular de los jóvenes. Motivo de angustia para tantas familias… Estoy particularmente a vuestro lado y pongo en las manos de Dios todas vuestras angustias y preocupaciones, anhelando que en la lógica de la gratuidad y solidaridad, se puedan superar estos momentos, para que se asegure un trabajo seguro, digno y estable” (Benedicto XVI al recibir a unos ocho mil peregrinos de la diócesis italiana de Terni, localidad con un gran complejo siderúrgico).

Comisión Regional de Pastoral Obrera
Delegaciones y Secretariado Diocesano de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia