Introducción.-
Estamos en semana
santa, en la que la
Pasión de Jesús de Nazaret va a ocupar nuestras calles y la vida
de los creyentes católicos.
Lo hacemos en un momento en que nuestro pueblo está sufriendo y llevando una
cruz pesada, que se ha hecho más intensa, extensa y crónica como la propia
pobreza. En esta realidad vemos los pasos y figuras vivientes de la pasión que
van más allá de las esculturas y de la teatralización de la pasión en muchos de
nuestros pueblos. En Cristo se nos dijo que lo que hiciéramos con los últimos,
con los que sufren, lo estaríamos haciendo con él, identificándose con la
pasión humana. El Papa actual nos está llamando continuamente a ser una iglesia
pobre y de los pobres, de los que sufren y nos sentimos interpelados para
entender la realidad de nuestro pueblo con las claves de la pasión y muerte de
Cristo.
Dolor
y servicio
En la vida de nuestras comunidades
parroquiales, pueblos y barrios vemos el sufrimiento a borbotones: el
paro, los desahucios, la corrupción, la pobreza extrema y el hambre, la lentitud del
proceso de la renta básica en nuestra tierra, el fracaso escolar y
analfabetismo, la
insatisfacción de una vida sin esperanza, sin luz, con sufrimiento y miedo en
muchos de los seres humanos. Ponerle nombre a los que sufren ha de ser lo propio
para poder humanizarnos y creer; como sacerdotes consiliarios de la acción
católica de la provincia eclesiástica de Mérida- Badajoz, siguiendo la
preocupación de nuestros pastores diocesanos, queremos manifestar nuestra
solidaridad con el dolor de la cruz que está llevando nuestro pueblo sobre sus
hombros. Al mismo tiempo queremos proclamar cómo al contemplar nuestra historia
y los que sufren, descubrimos cantidad ingente de personas que día a día se
ciñen la toalla del servicio –como hizo
Jesús en la última cena- y están
echando la limosna de sus propias vidas para aliviar, consolar, levantar,
animar, sanar a los caídos y cansados del camino de la vida. Desde ellos nos
sale la alabanza al Espíritu del Resucitado que de un modo imparable habita
corazones anónimos para que saber decir una palabra de aliento a la humanidad
abatida y para recuperar lo que estaba perdido.
Trabajo
y dignidad
En términos absolutos, los últimos
datos nos presentan seis millones de personas en el paro, de las que más de
170.000 viven en Extremadura. Estamos ante un fenómeno
devastador que adquiere
una mayor relevancia si se observa la situación de los jóvenes: la tasa de paro
juvenil - menores de 25 años- es de las más altas de la Unión Europea, un 55%, que
llega hasta el 61% en Extremadura. Mientras los instrumentos públicos de
protección van perdiendo eficacia ante esta problemática. Somos conscientes de
cómo en medio de esta realidad sangrante hay personas y empresas que son fieles
a sus trabajadores y que prefieren ganar menos con tal de cuidarlos y guardarlos,
amén de todos aquellos que están dispuestos a trabajar menos y cobrar menos con
tal de seguir todos y que todos puedan disfrutar de la dignidad del trabajo y
del salario, compartiendo las ganancias y las pérdidas en comunidad.
Vuelta
de tuerca al mundo rural.
La Nueva Ley de la Administración
Local queda a los pueblos y a las Entidades Locales Menores sin autonomía y más
empobrecidos, todo en función de recortar económicamente por la parte más débil
y propiciar la privatización de servicios públicos.
Hogar
y renta básica
Otra de las "heridas
sociales" que padecemos es provocada por el tema de la vivienda y los desahucios.
El deterioro del empleo y de los salarios ha provocado que aumente la morosidad
así como el número de desahucios o ejecuciones hipotecarias. La gente sufre lo
indecible para soportar las cargas del pago de sus viviendas, y muchas de ellas
empiezan a vivir con una precariedad que pone dificultad al agua corriente y
caliente, a la luz eléctrica, etc. La situación de miles de familias en nuestro
pueblo es degradante e indigna, los vemos en filas de lo público y de lo
privado, sin esperanza y con vergüenza, para recibir migajas y limosna, cuando
lo que desean es dignidad y trabajo.
Sabemos de familias que acogen a
miembros de las mismas en sus propios hogares apretándose para caber todos, de
mayores que comparten sus pensiones con los que lo necesitan de los suyos,
incluso de los políticos que votan por unanimidad una ley de renta básica para responder
a las situaciones de pobreza y de riesgo más grande. Aunque consideramos que no
es de recibo el modo y la forma en que se está actuando con respecto a la ley de
la renta básica, como si los pobres fueran los mentirosos de la sociedad de los
que tenemos que defendernos porque son los que engañan, cuando en realidad son
miles de familias los que han sido engañados por instancias de tipo político,
económico y sociales. Es intolerable que en una acción que ha sido votada por
unanimidad en el parlamento tenga la lentitud y el retraso del que parece que
todos están descontentos pero no lo solucionan. Nos alegramos de los pasos que
se están dando para aligerar los trámites y pedimos de corazón que nos de ya la
buena noticia de que se hace realidad la ayuda a los que lo necesitan con este
medio público y comunitario.
Corrupción
y política
Ante los casos
de corrupción nos
duele que queden sin resolver o que lo hagan de modos nada claros, en comparación
como se ejerce la justicia en la ciudadanía normal, cuando ellos tendrían que
ser referentes y ejemplos en la honestidad y el compromiso. Lo que podría haber
sido una llamada para una conversión fuerte y directa se está convirtiendo en
un modo de soslayar responsabilidades que hacen desconfiar a la ciudadanía de
que haya verdadera justicia en el ámbito de lo democrático. Así no es extraño
que haya desafección hacia la política y lo público, siendo como son elementos
esenciales y vitales para la comunidad. Pero al mismo tiempo valoramos que se
estén dando pasos para una ley reguladora de estos problemas que nos sitúen a
todos en igualdad ante la ley, sabemos que el verdadero camino para la
democracia viene por la trasparencia de la justicia para todos en igualdad de
condiciones. También queremos valorar el trabajo de todos los políticos y
sindicalistas que son coherentes en su servicio a lo público, a lo común, y
están viviendo con una desafección y desprecio de la ciudadanía no merecido.
Estos son los que hacen verdadero el aserto que la caridad más importante es la
caridad política que transforma las estructuras en beneficio de todos,
especialmente de los más débiles, y todos lo debemos reconocer y valorar
.
La
banca y la ética
Sigue siendo alarmante la postura de
la banca, ella que se ha recuperado con los impuestos de lo común sanando sus
propios pecados, siguen sin confesar sus culpas y sin propósito de la enmienda,
ni penitencia, para dar vida y liberar a los mismos que han soportado el peso
de sus escándalos y frustraciones. Teniendo beneficios siguen sin posibilitar
con sus haberes una dinámica del capital y de la empresa que pueda desarrollar
la creatividad y generar puestos de trabajos y rehabilitación de negocios y
trabajos precarizados y anulados. Aun así, vemos la mano del humanismo en todas
las iniciativas de bancas éticas que están surgiendo y fortaleciéndose en estos
momentos de crisis; nacen con el deseo de una humanización del dinero, con
participación activa de todos los ciudadanos, valorando más el interés de lo
humano y lo solidario sobre el económico. Apostamos por el apoyo a la economía
que no mata sino que da vida, incluido el mundo financiero. Valoramos a todas
las personas que con sus ahorros están disponibles para aquellos que lo
necesitan y lo prestan sin ningún interés a cambio, fiándose de los que lo necesitan.
Justicia
y dignidad
Nos duele contemplar que los
comportamientos incorrectos están mucho más extendidos, observamos como la
ocasión de la dificultad y la precariedad está siendo utilizada por muchos para
bajada de salarios, regulaciones exageradas e injustas de empleo, explotación
de los obreros en sus horarios y exigencias, en la precariedad de los contratos,
y todo justificado con la situación de la crisis, como si los responsables y
culpables fueran los más débiles de la sociedad, los trabajadores sencillos y
honrados que tienen la responsabilidad de llevar adelante a sus familias. Oímos
el grito de muchos inmigrantes y obreros sencillos están siendo obligados a aceptar
situaciones que son inhumanas, cuando no de verdadera esclavitud disfrazada.
Enaltecemos a todos aquellos que en
este momento tratan de dignificar a los necesitados desde horas de trabajo
pagadas con dignidad y justicia, a todos los que favorecen ideas de
cooperativas y de comunidad para generar creativamente modos de vida y de
trabajo nuevos.
Cooperación
y desarrollo
Nos avergonzamos de lo que se ha hecho
con las ayudas de cooperación y desarrollo a nivel estatal y también en nuestra
propia comunidad autónoma, reduciéndola al máximo y dejándola en cifras
ridículas y meramente simbólicas. No es de recibo que en momento de dificultad
la postura sea reducir y olvidar a los más pobres de la tierra. Y proclamamos
la grandeza de todas las asociaciones que levantan su voz y sus brazos para
seguir siendo portadoras de la esperanza para los últimos de la tierra, que no
desfallecen y que tratan de hacer mucho más con menos, para que la voz de los
últimos no se apague y los proyectos iniciados no mueran, que avivan la
ciudadanía para que la respuesta sea más desde la base y la implicación
personal de la ciudadanía que desde lo institucionalizado.
Enseñanza
y calidad
La educación tampoco es un derecho
asegurado, como
reflejan las últimas cifras existen cerca de tres millones de niños que viven
en la pobreza y que en los últimos dos años se ha acrecentado esta cifra.
Estamos lejos de una educación de calidad y de "máximos" para todos, pues
un fracaso escolar tan elevado (alrededor de un 33% de alumnos no supera la
Educación
Secundaria, además refrendado por los
datos del informe PISA) enciende todas las alarmas y augura un camino que
conduce a muchas personas exclusión social. Nos duele que en la propia universidad
no se arbitren medidas que impidan que los sencillos y los pobres se queden sin
becas y sin poder pagar matrículas, que se implanten recortes que excluyen,
cuando sin embargo después son abiertos y permisivos con complementos económicos
con políticos y ejecutivos dentro del claustro. Pero no demonizamos a nuestros
profesionales de la enseñanza, ni a las familias, creemos que se está haciendo
un trabajo de dignidad en los ámbitos escolares y que es necesaria una transformación
pedagógica en la que todos tenemos y podemos aportar, desde unos valores que
pongan a la persona en el centro de la cultura, y que se desarrolle el bien-ser
por encima del bien-estar, en una complementariedad donde el saber sea
humanizador y no competitivo. Consideramos que ya es tiempo de avanzar a una
ley de enseñanza consensuada que facilite la seriedad y la continuidad de
planes de estudios y modos pedagógicos que den referencias de madurez y
proceso, frente al baile permanente de lo inseguro para todos dentro del mundo
de la enseñanza.
Comprometidos
y esperanzados
Ante esta realidad, hemos de ser
conscientes que la ignorancia, la indiferencia o la actitud
indolora, nos identificarían en la pasión histórica de Jesús, con aquellos que gritaron que
"que su sangre
caiga sobre nosotros y nuestro pueblo" ante el sufrimiento del inocente y
débil. Sentimos
la llamada del crucificado a unirnos con todos los crucificados de la historia,
a los que hoy
lo están viviendo y sufriendo. La fe en el resucitado, nos avisa de que la
injusticia que provoca muerte
ya está vencida, que el pueblo que vive en comunidad y se deja afectar para
compartir en tiempo
de crisis, luchando juntos por sus ideales, no quedarán defraudados porque Dios
está con ellos.
Es el momento de despertar como cristianos y como ciudadanía para hacernos cargo
de nuestra
sociedad de un modo activo y participativo, los cristianos tiene la
responsabilidad de formar
y llamar a sus miembros para que se encarnen en este momento histórico y
sepamos llegar
con nuestros dedos y nuestras manos a la señales del sufrimiento en la
humanidad. Es el momento
de desarrollar la dimensión sociopolítica de nuestra fe –como han venido
haciendo los distintos
movimientos de la acción católica- y hacernos cargo, con todos los demás
ciudadanos, de
nuestra realidad para hacerla más humana y más justa, para que siga avanzando
el Reino de Dios.
Hoy nos toca ceñirnos la toalla del servicio, la que nos ha entregado nuestro
hermano y maestro
en la última cena, y creer que el crucificado resucita, que merece la pena
gastar nuestra vida
y comprometernos en la construcción de un mundo nuevo, el mundo de la libertad
y la alegría del
resucitado.
Consiliarios de Acción Católica – HOAC, JOC, JEC, PX, ACG, MRC, MJR-
de la Provincia Eclesiástica de
Mérida-Badajoz.
Semana Santa y pascua. 2014