La Hermandad Obrera de Acción
Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC), como movimientos de
Acción Católica Especializada, iglesia presente en el mundo obrero, queremos
expresar públicamente nuestra solidaridad con la lucha de los mineros. Hoy esta
lucha cobra protagonismo por su presencia en Madrid, tras varias jornadas de
marcha desde sus lugares de trabajo, así como los distintos encierros mantenidos
en las comarcas mineras afectadas. Hacemos nuestras sus justas reivindicaciones
en defensa de sus de puestos de trabajo, que les permitan vivir tanto a ellos
como a sus familias con dignidad. La decisión del Gobierno de recortar en un 63% las
ayudas al carbón para este año ha soliviantado una vez más a las cuencas mineras,
que ven su desaparición más cerca que nunca, de espaldas al trabajo y a las
necesidades de la ciudadanía.
La situación dramática que se vive
hoy día en nuestro país, con las alarmantes cifras de paro y la destrucción de
empleo, hace que nos unamos a las palabras recientemente pronunciadas por el
arzobispo de Oviedo, Monseñor Jesús Sanz: “el mundo del trabajo atraviesa un
difícil momento, y tiene su perfil propio en las cuencas mineras asturianas.
Detrás de un conflicto laboral serio, hay siempre un drama que genera dolor en
personas concretas, en sus familias.”
Llamamos con urgencia a la búsqueda de soluciones por
parte del Gobierno y de los trabajadores, a través del diálogo para este
conflicto que abarca siete comarcas mineras: Asturias, Galicia, Castilla y
León, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha y Andalucía. El gobierno, una vez
más, no puede ni debe hacer oídos sordos ante tanto clamor.
La lucha de los mineros nos
manifiesta la solidaridad y el ejercicio comunitario que supone la huelga o la
marcha. Los gestos de acogida que se han repetido a lo largo de su caminar
hacen visible esa solidaridad. Los mineros están siendo capaces de renunciar al
interés particular en la búsqueda del bien común, algo a lo que la Doctrina
Social de la Iglesia nos invita de manera reiterada.
Los cristianos, los que queremos seguir a Jesús de
Nazaret, ¿cómo serviremos a la sociedad si no hacemos realmente nuestra la
causa de la afirmación de la dignidad de las personas en el trabajo?, ¿cómo
anunciaremos el Evangelio si no defendemos con todas nuestras fuerzas la
centralidad para la vida social de los derechos laborales y sociales de las
personas? “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo,
sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo…” (Concilio Vaticano II).
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